2.2.2024
Historias

Sostenibilidad agroalimentaria: economía circular en acción

La industria agroalimentaria desempeña un papel crucial en la confrontación de la crisis climática. En este contexto, la economía circular traza una hoja de ruta que busca transformarla hacia una versión más sostenible e innovadora

La economía circular podría reducir el desperdicio de alimentos y hacer que la industria agroalimentaria sea más sostenible. No obstante, las soluciones no son automáticas.

Texto original de Sourabh Jain, investigador postdoctoral en la Ivey Business School.

En la última década, la economía circular se ha posicionado como una estrategia prometedora para mejorar la sostenibilidad en diversos sectores.A pesar de los desafíos que implica aplicar este enfoque en la industria agroalimentaria, su adopción puede tener un impacto significativo en la sostenibilidad de la producción de alimentos.

Este aspecto cobra especial relevancia para México, actualmente clasificado entre los 20 países con mayores niveles de desperdicio de alimentos en el mundo. Según el informe del 'Programa para el Medio Ambiente' de las Naciones Unidas, el promedio per cápita de desperdicio alcanza los 94 kilos en el país, superando en un 27% la media global.

Este desperdicio no solo afecta la economía de las empresas, sino que también contribuye a problemas sociales y medioambientales, como las emisiones significativas de gases de efecto invernadero. La implementación de prácticas basadas en la economía circular en la industria agroalimentaria mexicana es una oportunidad para mitigar estos impactos negativos y avanzar hacia un sistema más sostenible.

Jerarquía de recuperación de residuos

Para abordar este desafío, se utiliza comúnmente la jerarquía de recuperación de residuos, una herramienta clave que ofrece una guía detallada para clasificar las estrategias de gestión de residuos en función de su impacto ambiental. 

A continuación, se presenta un caso de aplicación para una tienda de alimentos. 

  • Prevención: consiste en utilizar eficientemente los recursos para evitar excesos. Se pueden realizar pronósticos de demanda para comprar solo lo necesario.
  • Redistribución: se trata de ofrecer alimentos no vendidos de manera gratuita o a precios reducidos para evitar que terminen en la basura.
  • Reutilización creativa (upcycling): crear nuevos productos a partir de alimentos que de otra manera no se consumirían, como jugos hechos con frutas demasiado maduras para la venta.
  • Recuperación de materiales: extraer materiales valiosos de los alimentos para su uso en otros productos, como proteínas, fibras o compuestos aromáticos.
  • Alimentación animal: utilizar los desechos alimentarios para la alimentación de animales, reduciendo así la cantidad de residuos enviados a vertederos.
  • Digestión anaerobia, compostaje e incineración: estrategias de recuperación de recursos que generan biogás, composta y energía, aunque se consideran de menor valor comparadas con la recuperación para uso alimentario.
  • Vertedero: la opción de último recurso, simplemente arrojar los desechos en un vertedero.

Aunque esta jerarquía proporciona una guía puntual, nuestra investigación ha revelado que las estrategias consideradas más preferibles no siempre generan mayor valor económico o ecológico que las estrategias de baja prioridad. Por ejemplo, la reutilización creativa puede tener mayores emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la alimentación animal o la digestión anaeróbica, dependiendo de la eficiencia de los procesos y el transporte.

Además, la prevención excesiva de residuos puede llevar a situaciones paradójicas, donde la falta de cantidad hace que algunos residuos terminen en vertederos, mientras las empresas compran nuevos recursos en lugar de utilizar los residuos como materias primas.

Recomendaciones para la industria agroalimentaria

La experiencia en la Ivey Business School nos ha brindado lecciones valiosas y recomendaciones para mejorar la aplicación de la economía circular en este sector estratégico, mismas que pueden extenderse a otras industrias.

  • Considerar impactos a nivel de sistemas: comprender la posición de la empresa dentro de un sistema más amplio, donde los residuos y recursos circulan entre diversas compañías, es crucial para maximizar el impacto positivo.
  • Operaciones locales: mantener las operaciones dentro de un radio cercano reduce las emisiones y favorece la eficiencia. Las operaciones de reutilización creativa a menos de 300 km tienden a tener menores emisiones.
  • Mejorar el diseño de procesos: reciclar alimentos puede requerir energía para refrigeración, equipos de procesamiento y calefacción de espacios. Las mejoras en los procesos pueden ser relativamente simples. Por ejemplo, preparar mecánicamente la humedad de los residuos de granos o frutas antes del transporte y reduce las emisiones del traslado y la energía necesaria para el secado.
  • Considerar lo que se reemplaza: sustituir materias primas por materiales reciclados tiene más sentido cuando su producción requiere un uso intensivo de recursos. En el sector agroalimentario, el trigo es un gran ejemplo. El cultivo de trigo requiere mucha energía, agua e insumos químicos. La harina reciclada a partir de granos gastados no los requiere. Si el valor nutricional es el mismo, utilizar harina reciclada en lugar de harina de trigo produce importantes beneficios ecológicos.

A pesar de los desafíos, la colaboración y la innovación en el sector agroalimentario demuestran que la economía circular puede lograr resultados notables. Con un enfoque continuo en mejorar y adaptar nuestras prácticas, podemos avanzar hacia una agricultura más sostenible.

Este artículo es un extracto de “When Does the Circular Economy Improve Agri-Food Sustainability?”, una investigación compartida por Sourabh Jain. Su trabajo está centrado en el pensamiento sistémico, el análisis de datos y la modelización matemática para abordar cuestiones relacionadas con la economía circular y la sostenibilidad. 

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